
La presencia de la multinacional energética Iberdrola en México ha llegado oficialmente a su fin. La empresa española, que alguna vez fue uno de los mayores generadores privados de energía en el país, ha concretado su salida total del mercado mexicano luego de varios años de tensiones con el gobierno federal y tras un proceso de venta millonaria de activos al Estado mexicano.
El anuncio marca un momento histórico para el sector energético nacional, al representar la culminación de un viraje profundo en la política energética del presidente Andrés Manuel López Obrador, centrada en devolver al Estado el control estratégico del sector.
Un retiro anunciado
El primer paso hacia la retirada definitiva se dio en abril de 2023, cuando Iberdrola acordó vender 13 plantas de generación eléctrica (12 de ciclo combinado y una eólica) a un fideicomiso liderado por Mexico Infrastructure Partners (MIP) por un monto aproximado de 6 mil millones de dólares. Esta operación fue calificada por el presidente como una “nueva nacionalización” de la industria eléctrica.
La operación fue compleja y se concretó a través de una figura financiera estructurada en la que el Gobierno, mediante la Comisión Federal de Electricidad (CFE), tendría el control operativo y estratégico de las plantas, aunque el fideicomiso actúe como tenedor de los activos.
Desde entonces, Iberdrola mantuvo únicamente operaciones comerciales menores, principalmente vinculadas a clientes industriales y acuerdos privados. Pero ahora, con el anuncio de la venta de su cartera remanente de contratos y personal, se confirma su salida total del país.
Motivos detrás del retiro
La salida de Iberdrola no fue súbita. Desde el inicio del sexenio de López Obrador en 2018, la administración federal adoptó una postura crítica y restrictiva contra las empresas privadas del sector energético, en especial contra la española.
Entre los factores que provocaron el repliegue se encuentran:
- Reformas regulatorias y administrativas que limitaron la operación de generadoras privadas.
- Rechazo de permisos para nuevas centrales eléctricas.
- Señalamientos directos desde el Ejecutivo contra Iberdrola, acusándola de abuso de concesiones y favorecimiento durante administraciones anteriores.
- Investigaciones legales sobre sus contratos y participación en el mercado eléctrico mayorista.
La compañía, que en 2020 fue multada por la CRE (Comisión Reguladora de Energía) por supuestamente incumplir con la ley en contratos de autoabastecimiento, decidió replegar sus inversiones, al ver comprometida su rentabilidad y estabilidad operativa en el país.
Impacto para México
Con la salida de Iberdrola, el Estado mexicano refuerza su papel dominante en la generación de electricidad. Según cifras oficiales, la CFE pasará de controlar el 39% al 55% de la generación eléctrica nacional, una cifra que se alinea con la meta de López Obrador de garantizar la “soberanía energética”.
El sector empresarial ha manifestado preocupaciones por esta reconfiguración. Organizaciones como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) han advertido que una menor participación privada podría:
- Limitar la competitividad.
- Desincentivar la inversión extranjera.
- Aumentar los costos de producción eléctrica.
- Atrasar la transición energética hacia fuentes renovables.
A su vez, especialistas han señalado que, aunque se ha recuperado control estatal, el reto sigue siendo la eficiencia en la operación, modernización de plantas y la sostenibilidad ambiental.
¿Qué sigue para Iberdrola?
En un comunicado emitido desde su sede en Bilbao, España, Iberdrola aclaró que no abandona por completo su relación con América Latina, y que mantendrá operaciones en países como Brasil y Chile, donde tiene una presencia consolidada y un entorno más favorable para la inversión privada.
Además, anunció que reorientará sus esfuerzos hacia Europa y Estados Unidos, con enfoque en proyectos de energías limpias, como la eólica offshore y la solar. Esta decisión está en línea con su plan estratégico para duplicar su capacidad renovable global hacia 2030.
Visión desde el Gobierno
Desde el Palacio Nacional, el discurso es claro: se trata de una victoria política y estratégica. El presidente ha señalado que, con esta medida, México recupera soberanía en un sector clave para el desarrollo nacional.
En palabras del mandatario:
“No es que estemos contra la inversión extranjera, pero el sistema eléctrico debe estar en manos de la Nación, no de intereses privados que buscan sólo el lucro.”
Funcionarios de la Secretaría de Energía han reiterado que no se cancelarán todos los proyectos privados, pero se revisarán bajo nuevos criterios de utilidad pública y respeto a la ley.
Un precedente para futuras inversiones
La experiencia de Iberdrola en México será, sin duda, caso de estudio para inversionistas y analistas. Si bien representa el regreso del Estado al centro del sistema eléctrico, también deja preguntas clave:
- ¿Cómo garantizará el Estado eficiencia y sustentabilidad?
- ¿Se abrirá nuevamente el mercado a la inversión privada en futuros gobiernos?
- ¿Qué pasará con la transición energética si el enfoque sigue siendo el gas natural y el carbón?
Por ahora, México entra en una nueva etapa energética: con menos capital extranjero, más control estatal y un modelo en revisión constante. El tiempo dirá si esta apuesta fue acertada o costosa.
Fuentes consultadas:
- Iberdrola (comunicado oficial 2025): www.iberdrola.com
- Presidencia de México: Conferencia matutina del 15 de julio de 2025.
- Reforma Energética en cifras – SENER (Secretaría de Energía)
- Análisis de México Evalúa (2024): «El Estado como generador»
- CRE – Resolución de sanción 2020
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